Amelie Ledesma
Yoga
Amelie Ledesma
Yoga
Profesora de Yoga Integral por la Asociación Shiva Shakti (certificada por Yoga Alliance, E-RYT500) desde 2013, diplomada en AnatomYoga® por Blandine Calais-Germain desde 2017, en Yogaterapia por la escuela Pranamasyoga desde 2019 y acreditada por el Gobierno de Aragón en 2022. Llevo más de 15 años practicando yoga y 10 dando clase.
He sido alumna entre otros de José Manuel Vázquez, Blandine Calais-Germain, Víctor Morera, Grazia Suffriti y Kausthub Desikachar.
Antes de ejercer como profesora de yoga y de que el yoga pasase a ser una parte fundamental de mi vida, me licencié en European Business Studies en Reino Unido, me saqué la certificación de Chartered Accountant del Institute of Chartered Accountants of England and Wales y trabajé en puestos de responsabilidad en auditoría, banca y ONG internacionales tanto en España como en el extranjero.
Mi pasión por el yoga no comienza en la India. A pesar de haber ido varias veces a ese país, por razones de trabajo y como turista, no es hasta que vuelvo a España (después de 15 años viajando y viviendo fuera) que empiezo a ir con regularidad a clase de yoga y comienzo a ser consciente del impacto positivo que su práctica tiene en mi vida.
Lo que en un principio me acerca al yoga son sus beneficios físicos. Por aquella época escalaba asiduamente y buscaba una actividad física que complementase la explosividad de la escalada y además me ayudara a compensar la cantidad de horas que pasaba en el trabajo sentada; quería estirar, ganar en flexibilidad, fuerza y aprender a relajarme.
Sin embargo, no me planteé que además de adquirir flexibilidad y fortaleza a nivel físico también iba a adquirirlas a nivel mental y emocional. Y es esto último, lo que me termina enganchando. Empiezo a darme cuenta de que los días que iba a yoga gestionaba mucho mejor mi día dentro y fuera del trabajo: era menos reactiva a lo que me ocurría, era capaz de relativizar y tenía más capacidad de parar el run run mental.
En un principio, comienzo el primer año de la formación de yoga integral no tanto con la idea de ser profesora sino más bien llevada por la curiosidad, para aprender más sobre esta práctica milenaria que tantos beneficios veía que me reportaba. Enseguida me engancha la filosofía en la que se sustenta la práctica de yoga y al final del tercer año de formación me doy cuenta de que quiero compartir con otras personas las herramientas que el yoga pone a nuestra disposición para mejorar nuestra salud y nuestro bienestar físico y mental.
Después de la formación en yoga integral, hago una formación específica de anatomía enfocada al yoga para profundizar en el cuerpo humano. A pesar de que las y los profesionales del yoga no somos considerados profesionales de la salud, en mi caso, sí que veo imprescindible tener un buen conocimiento de cómo funciona nuestro cuerpo y sobre todo, cómo ajustar y adaptar la práctica física a la diversidad de personas que acuden a clase.
A esta formación, le sigue un par de años más tarde la de yoga terapéutico, porque nace en mí la necesidad de dar más espacio a la individualidad de cada persona. Para ello, siento que necesito adquirir un conocimiento más detallado de nuestra anatomía sutil y energética. En yoga vemos al ser humano como un ser integral donde el estado físico está imbricado en el estado mental y emocional; trabajar nuestra globalidad de una manera consciente nos permite habitar nuestro cuerpo y vivir nuestra vida de una manera más armoniosa y equilibrada.
A día de hoy sigo profundizando en las extensas enseñanzas del yoga. Todos los años asisto a retiros, cursos y talleres que me ayudan a seguir avanzando en este camino de aprendizaje que me permite mirarme y entenderme mejor y que además me permite aunar algunas de mis pasiones: la salud, el cuerpo humano, la espiritualidad y el ejercicio físico.